Apenas gustas la vida
Y ya te acecha la muerte.
¿Quién es que a puerta cerrada
determina tu suerte?
Aún no has dicho palabra
y buscan ya enmudecerte;
aún no has visto la luz
y hablan de sepultarte.
¿Quien ha sido convencido
que tu existencia fue un error?
¿Quien limita tu destino
al impedir cual bella flor
brotar y ser
plantada en el jardín de la vida,
gustar tanto el amanecer
como el atardecer de los días?
Que sea Dios quien decida
Y no nosotros,
cuantos han de ser
los años de tus días…