La oficina estaba desbordada de correspondencia, el aire invadido por un dulce aroma entre manuscritos y café. Con el tiempo se vio en la necesidad de dividir su calendario de lecturas entre sus viejos libros y las cartas de sus tan amados lectores.
Pero aquella sublime carta removió de raíz su rutina, renovó su dirección de pensamiento y perfumó con delicadeza su escritura.
Una pequeña de algunos diez años de edad le contaba acerca de sus días tristes en que su papá y su mamá se peleaban. Durante esos días (que eran demasiado seguidos) ella se encerraba en su cuarto y dedicaba horas leyendo muchos de sus relatos:
“Tus historias me permiten sentir la alegría una vez más; antes no sabía lo que significaba tener esperanza en que las cosas malas que me ocurren van a acabarse algún día, pero tus cuentos me enseñaron esas cosas.”
Varios meses después recibe otra carta de la niña en la que le informa de la enorme fiesta que le dedicaron sus padres en celebración de sus quince años. Cerrando la carta con algunas palabras conmovedoras:
“Nunca dejes de escribir, abres nuevos mundos a personas que desconocen las muchas cosas hermosas que existen para todos en la vida.”
Después de leer la carta, después de haber disfrutado el café, abrigado entre pensamiento y sentimiento, revisa una y otra vez el contenido y los sobres de aquellas cartas, consternado por algunas rarezas: la edad de la niña durante aquellos pocos meses, su nombre… Camila Martinez. Era el nombre de soltera de su madre.
Precioso relato de las cartas, me hizo recordar que tengo una caja colmada de cartas que escribió mi madre a su madre y hermanas mientras vivía en EEUU y nunca me animé a leer por miedo quizás a invadir su privacidad, o recaer en el dolor de su partida precoz, tenía 39 años cuando falleció. Tal vez ahora me anime a descubrir su mundo. Gracias !!
Gracias a ti por compartir esas palabras… 🙂
Me encantó tu relato, mientras lo leía no pude evitar pensar en esa bonita forma de intercambiar cosas, saludos, palabras,felicitaciones o confesiones. Cariños.
Que bello que compartas tus pensamientos… Gracias 🙂