Experimentó muy de cerca la muerte, pero el SEÑOR de la vida le otorgó en silencio, y de pura gracia, un tiempo extendido en que, habitando aun en ese mal usado cuerpo, y a pesar de haber desperdiciado el tan preciado regalo del presente, pudiese enmendar algunas de aquellas tan necias tomadas decisiones; las más de ellas sin tener en cuenta segundas y terceras consecuencias. Le sirvió de bien vivir el nuevo día a la luz de la eternidad.
Gracia para enmendar
Publicado por Jonathan Vizcarrondo
Me dedico a divagar entre relatos y poesías. De vez en cuando persigo a uno que otro conejito. -Me automedico: escribo-. Ver todas las entradas de Jonathan Vizcarrondo
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