Calla, que el silencio suele dar sabias lecciones. Hablas demasiado. Escuchas muy poco. Detente, observa, aprende; la vida es muy corta y nosotros somos muy torpes.
¡Mira! Sí, levanta la mirada. No es que te encierres en tu silencio; es que te abras a lo que vale la pena escuchar.
¡Camina! Sí, sigue andando, aunque sea un poco. No es que te detengas en el camino; es que cierres la boca y prestes atención.
No estamos exentos de tropezar; los tropiezos son de todos, vienen incluidos en el paquete de la vida. Pero el que hace silencio aprende, aunque sea un poco más con cada recaída.
¡Levántate! Sí, ya deja de quejarte. Pero haz silencio, no quiero escucharte. Presta oído, aprende, y adquiere sabiduría.