Eres mi mujer y eres hermosa;
la belleza de tu espíritu
que ilumina tu rostro;
el encanto de tu sencillez.
Frágil ante mis ojos,
el deber mío es tu cuidado:
con delicadeza de palabras
y con ternura de mis manos.
De una de mis costillas
tan cerca de mi corazón,
suspiro constante de mi alma.
La dama de mi compañía
y la conocedora de mi vulnerabilidad.
Etiqueta: belleza
La desnudez del poeta
La poesía es doblemente bella:
por un lado
está la franca belleza
de la desnudez del poeta;
por el otro,
está la manera
en que el lector percibe esa desnudez
y no le queda más remedio
que sentirse desnudo también.
Desnudo ante la vida, ante el espejo.
Quieres arrancarme
Quieres arrancarme
y llevarme contigo
para siempre…
Pero, ¿qué ganas con eso?
Si no me cuidas debidamente
me marchitaré:
perderé la belleza, la frescura,
la vitalidad…
Voy a secarme a tu lado;
y tú te irás
y te buscarás una nueva flor
en algún lejano jardín.
Observando un pétalo amarillo
Su textura, su color;
su procedencia, una flor.
Delicado y ondulado.
En solitario es un él,
junto a otros se hacen ella.
Aunque bella por un tiempo
su destino es perecer.
La belleza que perdura
Los dos la miran, y uno dice:
«Que hermosos ojos tiene.»
El otro le responde:
«No son sus ojos, es su mirada; esa seguridad en su mirada, ¿no te das cuenta?
No son sus labios, es la sinceridad en su sonrisa.
No son sus manos, es la ternura en sus caricias; es su capacidad de embellecer las cosas.
Es la modestia en su forma de ser, el recato en su apariencia; su sencillez.
Es la dulzura en sus palabras.
Es la manera en que ella maneja lo que tiene.»