El pasillo de hotel

Cuando llegó Claudia, que había salido a comprar algunas cosas que íbamos a necesitar durante los días que estuviéramos allí, yo había estado pensando en cómo había ocurrido todo. Ella había insistido en que compartiéramos la habitación del hotel, y yo estuve de acuerdo. Nunca fuimos gente de mantener discusiones acaloradas, ni de dormir en habitaciones separadas.

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En silencio

Le pregunta si la ama,
No como dudando, sino,
Como necesitando escuchar palabras como esas.
En silencio la toma de la mano...
El cielo está claro;
Despejado, alto y claro.
Y la noche está en silencio
Como él...
Como el amor, en silencio.
Él la abraza, y la escucha.
Ella lo siente, y lo sabe;
que está ahí para ella.
Y de vez en cuando, procurando no sonar habitual,
Él le dice que la ama,
Ella necesita también escucharlo.

Y tú y yo somos eso

Un brazo que se cruza en la cintura
y un paso que se mueve junto al otro.
Él o ella se apoyan y son descanso,
como lo requiera el corazón:
ya sea en momentos de alegría
o en tiempos de triste melodía;
ellos son el uno para el otro
la mismísima escuela del amor.

Y tú y yo somos eso,
lo mismo que son ellos:
Amantes y amigos,
compañeros del camino, de la vida;
del recuerdo y del olvido.

Semejantes a compañeros de cuarto

Sé que ha pasado el tiempo,
y que hemos cometido el error de la distancia:
esa distancia del afecto cariñoso.
Pues compartimos cada noche la misma sábana
y es más intenso el frío adentro que afuera.
Somos semejantes a compañeros de cuarto:
cada cual anda por su propio mundo;
distantes y confusos…
A veces tropezamos en el baño,
a veces en la cocina;
«con el permiso», me dices.

Nuestro jardín ya no da flores,
las mariposas ya no están.
Pero es mi culpa, sí, mi culpa;
soy el responsable de toda esta tragedia…
¿Será posible revivir esta mortandad,
reducir esta distancia;
volver a encender la llama que hoy ahogan enormes rastros de cenizas?

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Y si caminamos de la mano

Y si caminamos de la mano
y mostramos que el verdadero amor todavía existe.
Y si tú y yo nos amamos
y juramos
permanecer juntos hasta la muerte;
aunque nos tengan por locos.

Y si te dedico poemas
y te trato como a una dama,
como a vaso más frágil.
Tú y yo, un hombre y una mujer,
como Dios lo diseñó;
aunque nos miren como locos.
Aunque intenten anular nuestro amor
y le pongan el sello de anticuado o ficticio.